ACEPTAR O TOLERAR?

En estos días estuve pensando si es lo mismo aceptar que tolerar, y a pesar que no son sinónimos a veces nuestra conducta nos lleva a confundir nuestra actitud ante las circunstancias o las personas.

En esta larga cuarentena hemos estado presos, no solamente física sino emocionalmente, y nuestra postura ante la situación y ante las personas con quien convivimos, incluso ante las autoridades y la ciudadanía, nos ponen frente a estas dos actitudes.

La aceptación es la acción y efecto de recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga. Ella implica la autoaceptación, la aceptación de lo que me rodea, de una situación. Es aceptación de lo que puedo y no puedo cambiar.

Aceptar nos ayuda a poder contemplar las diferentes experiencias y eventos de la vida de la manera más realista posible y entender que algunas circunstancias son inmutables.

Implica por un lado la aceptación personal, es decir, aprobar las fortalezas y debilidades de uno mismo (a nivel físico, social, emocional, cognitivo…,) aceptación del pasado, del cuerpo, del paso del tiempo, de situaciones que no se pueden cambiar.

La lucha por intentar llevar el control en todo momento, tanto del mundo exterior como del interior, puede desembocar en momentos de impotencia y malestar puesto que es inviable tomar el control absoluto. El proceso de aceptación no implica la desaparición del malestar, pero sí puede reducirlo significativamente dado que fomenta una mayor comprensión de la situación y, por ende, una mayor tolerancia a la frustración, aceptando que no somos omnipotentes y evitando la rigidez mental.

Tolerancia se refiere a la acción y efecto de tolerar, proviene del latín tolerantĭa, que significa ‘cualidad de quien puede aguantar, soportar o aceptar’. Implica respeto hacia los demás, a sus ideas, prácticas o creencias culturales o religiosas, aunque sean diferentes. Nos hace ver que nadie es perfecto y que nuestra visión del mundo no es la única y mucho menos tiene por qué ser la correcta.

Ser tolerante no significa consentir o que tengas que compartir su forma de pensar o actuar. Es permitir a los demás, pensar, sentir o actuar a su manera, sin sentir amenazada nuestra identidad. Incluso en muchos casos debemos ser tolerantes con nosotros mismos, pues al exigirnos demasiado no nos damos permiso a equivocarnos y nos conduce al camino de la frustración.

Pilar Sordo hablando de las dificultades de estos tiempos expresa: “Aceptación es una palabra amorosa, democrática e igualitaria, tolerancia tiene rabia, tiene aguante y es más soberbia porque decido a quien tolerar”. Personalmente siento que la aceptación es más constructiva, más positiva y aunque la tolerancia es una virtud, no deja de llevar consigo el aguantar, el soportar y a veces cansa tolerar.

En contrapartida, qué bueno es aceptar lo que puedo y lo que no puedo cambiar, aceptarme para poder crecer, aceptar a los demás para amar mejor. Es como decirle Si a la felicidad en el día a día,  independientemente de las circunstancias.