EL MIEDO

Ya sea escuchando o mirando los noticieros, las primeras noticias son las que tienen que ver con asesinatos, robos y todo aquello que conlleve sangre. A su vez recibimos información directa de los acontecimientos personales por las redes sociales. Somos testigos de lo que la calle nos depara.

Esto se da en todos nuestros países sudamericanos y quizás en otros lugares, pero es normal por estos lares. Es común llegar a un país y lo primero que te dicen es “Cuidado con los robos”.

Se va generando una ola de miedos que se transmite en forma perturbadora, a tal punto que uno pierde hasta la libertad de disfrutar. Esto no significa que debamos de ignorar la situación pero sería más sano manejar esos miedos.

Según la Real Academia Española el vocablo miedo, proviene del latín, metus: temor y sus significados son: 1) Angustia por un riesgo o daño real o imaginario, 2) Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

El miedo no es algo negativo, al contrario, es una de las emociones más básicas del ser humano que cumple un papel  fundamental: la supervivencia. Es un mecanismo adaptativo a un entorno o a situaciones peligrosas. Al sentir temor reaccionamos rápidamente ante una amenaza que puede ser dañina para nuestra integridad física o emocional.

El miedo forma parte de nuestro mecanismo de supervivencia funciona como  protector porque nos ayuda a mantenernos vivos. Sin embargo este sentimiento se convierte en nuestro enemigo cuando nos impide hacer ciertas cosas, aunque nuestra vida no esté en peligro, o cuando nos quedamos paralizados en situaciones en las que se requiere actuar.

Cuando esto sucede el miedo nos está impidiendo conseguir lo que queremos y disfrutar de la vida en toda su plenitud. Es el momento de reconocer que el origen del miedo está en nosotros mismos y si pensamos que el miedo no depende de nosotros estará fuera de nuestro control.

Si el miedo nos paraliza, no nos permite llegar a nuestros objetivos, a cumplir nuestras expectativas, nos hacemos esclavos de él. Si decidimos no enfrentarnos a él le estamos ofreciendo el control de nuestra vida. Sin embargo, si lo enfrentamos, crearemos la posibilidad de hacernos más fuertes que él, para poder vencerlo.

Debemos tener coraje para tomar una decisión, que implica actuar aunque sintamos miedo. De esta manera nuestra confianza aumentará y nos hará crecer como personas.

Cuando el miedo da lugar al pánico y a las fobias tendremos necesidad de buscar ayuda terapéutica. El ataque de pánico es un tipo de trastorno de ansiedad en el cual se dan ataques repetitivos de intenso miedo de que algo malo va a ocurrir. La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Una fobia es un tipo de trastorno de ansiedad que consiste en un temor fuerte e irracional de algo que representa poco o ningún peligro real.

He convivido con personas queridas que sufren ambas alteraciones de ansiedad y he sido testigo de su padecimiento y a su vez las consecuencias que producen en su vida personal y social.

También en estos casos, solo cada uno de nosotros debemos tomar la decisión de ser dueños de nuestra libertad.

Sigamos en la calle y en el mundo con el miedo necesario para no ser temerarios, el resto a disfrutar!!!!!