Eduardo Galeano y el fútbol

En esta época de pandemia en la que un virus ha puesto en jaque al mundo entero, sin distinción, llama mi atención la importancia y preocupación que ha causado el hecho de no tener fútbol. Después de las noticias de la epidemia en sí, los efectos en la economía, en tercer lugar, aparece siempre el no poder correr tras la pelota. Es tan internacional el tema que hoy en la prensa hablan que los vietnamitas ya están jugando. ¿Desde cuando hablamos de este país y el fútbol?

Todo esto me recordó a Eduardo Galeano, escritor y periodista uruguayo y su relación con el fútbol. En su prólogo del libro “Fútbol a sol y sombra” expresa: "Todos los uruguayos nacemos gritando gol y por eso hay tanto ruido en las maternidades, hay un estrépito tremendo. Yo quise ser jugador de fútbol como todos los niños uruguayos. Jugaba de ocho y me fue muy mal porque siempre fui un 'pata dura' terrible. La pelota y yo nunca pudimos entendernos, fue un caso de amor no correspondido. También era un desastre en otro sentido: cuando los rivales hacían una linda jugada yo iba y los felicitaba, lo cual es un pecado imperdonable para las reglas del fútbol moderno".

Fue uno de los pocos intelectuales conocidos mundialmente que amó y escribió sobre este deporte tan popular. En una entrevista le preguntaron por qué escribía sobre fútbol y contestó: “Porque el fútbol es el espejo del mundo y en mis libros yo me ocupo de la realidad”.

Eduardo Galeano creía que el fútbol expresaba «emociones colectivas», esas que generan «fiesta compartida o compartido naufragio, y existen sin dar explicaciones ni pedir disculpas». 

Hacía esta comparación: "¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales".

Y trataba este deporte como un culto: "El fútbol es la única religión que no tiene ateos".

Recordaba el Maracanzo, cuando Uruguay le quita la copa a Brasil en su recién estrenado Maracaná, habló de Pelé, de Maradona, a quien admiraba y se apenaba por el “Maradona personaje” que cargaba sobre sus espaldas. Conservamos sus comentarios de jugadores que hoy brillan: "Los niños no tienen la finalidad de la victoria, quieren apenas divertirse. Por eso, cuando surgen excepciones, como Messi y Neymar, son, entonces ellos, para mí unos verdaderos milagros".

Era un tenaz crítico de las organizaciones dedicadas a este deporte, a la enorme cantidad de dinero que se maneja olvidando la entraña misma de esta pasión popular. Aclaro, que Galeano falleció en el 2015, no fue testigo del Fifagate.

Me impresiona como gracias a los medios de comunicación y la facilidad que brindan los celulares actuales con programas para diseñar y decorar imágenes, recibimos centenares de mensajes, videos, fotos, etc que nos dispersan del propio goce de ser testigos de esta maravillosa sensación de gol, de creernos grandes e invencibles con un triunfo.

Para finalizar, palabras con poesía de este amante futbolero. "Y yo me quedo con esa melancolía irremediable que todos sentimos después del amor y al fin del partido".