BENDITO ZOOM

Cuando tomé conciencia que este tiempo de Covid19 no sólo sería corto sino más bien incierto y debido al hecho que seré de las últimas en integrarme a las actividades sociales, comencé a buscar opciones para ocupar mi tiempo de encierro que se limitaban a tareas de la casa, leer, caminar en la cinta y alguna serie a la noche.

A su vez comenzaron las invitaciones a continuar con cursos que estaba asistiendo antes de la pandemia y otros que surgían como posibilidad para brindar ingresos a las diferentes empresas.

Luchando con la tecnología, que, sin ser complicada me la complico por apurada, fui aprendiendo a usar este programa de video conferencia llamado Zoom que me permite estar comunicada con contenidos que me interesan y que selecciono en la medida de mis intereses.

Gracias a esta oportunidad, asisto a clases de pilates tres veces por semana, y sigo charlas de arte, filosofía, etc. Además, siento que colaboro con emprendedores que luchan por sobrevivir.

De todo este triste momento surgen ideas, mayor creatividad y más atención a lo que verdaderamente nos gusta y elegimos. No estamos tan enfocados en lo que nos venden y en las necesidades que nos crean y que no tenemos.

Hoy más que nunca precisamos estar no solo conectados con los otros, sino sentir que llenamos más los espacios internos que en el frenesí de las corridas del día a día no podíamos divisar y que en el fondo nos producen un vacío existencial que es únicamente de cada uno de nosotros.

Y a ese vacío no le podemos cargar la culpa al Covid19

Cuando tomé conciencia que este tiempo de Covid19 no sólo sería corto sino más bien incierto y debido al hecho que seré de las últimas en integrarme a las actividades sociales, comencé a buscar opciones para ocupar mi tiempo de encierro que se limitaban a tareas de la casa, leer, caminar en la cinta y alguna serie a la noche.

A su vez comenzaron las invitaciones a continuar con cursos que estaba asistiendo antes de la pandemia y otros que surgían como posibilidad para brindar ingresos a las diferentes empresas.

Luchando con la tecnología, que, sin ser complicada me la complico por apurada, fui aprendiendo a usar este programa de video conferencia llamado Zoom que me permite estar comunicada con contenidos que me interesan y que selecciono en la medida de mis intereses.

Gracias a esta oportunidad, asisto a clases de pilates tres veces por semana, y sigo charlas de arte, filosofía, etc. Además, siento que colaboro con emprendedores que luchan por sobrevivir.

De todo este triste momento surgen ideas, mayor creatividad y más atención a lo que verdaderamente nos gusta y elegimos. No estamos tan enfocados en lo que nos venden y en las necesidades que nos crean y que no tenemos.

Hoy más que nunca precisamos estar no solo conectados con los otros, sino sentir que llenamos más los espacios internos que en el frenesí de las corridas del día a día no podíamos divisar y que en el fondo nos producen un vacío existencial que es únicamente de cada uno de nosotros.

Y a ese vacío no le podemos cargar la culpa al Covid19