PLAGIANDO A SABINA
Escuchando a Sabina me detuve en una de sus canciones que más me gustan. Noche de bodas, y me sentí identificada.
“Que los otoños te doren la piel”. Es que estoy en el final del otoño de la vida, pero como llevo primaveras en el corazón, quiero seguir tomando sol y andar por el mundo, correr con los nietos y divertirme con mis amigos. Para eso necesito “que el calendario no venga con prisas” y vivir el momento, con sueños a realizar, “que gane el puedo la guerra del quiero” para no perder la ilusión de estar viva.
Para ello necesito “que el equipaje no arrastre mis alas”, porque uno anda cargando una mochila de pesares, recuerdos inútiles, cosas y más cosas. Ya no es época de volar como gallinas, tengamos el coraje de volar como águilas.
No pactar con caminos de hipocresía y escuchar conversaciones vacías o personas contaminantes, por lo tanto busco “que las verdades no tengan complejos y que las mentiras parezcan mentira”.
“Que el corazón no se pase de moda” porque creo en el amor otoñal, la compañía, la complicidad que dan los años y las vivencias. Y por estas mismas hemos perdido la candidez, por lo tanto, “que no te vendan amor sin espinas y que no te duerman con cuentos de hadas”
Y si tenemos la oportunidad hagamos “que cada noche sea noche de bodas y que no se ponga la luna de miel”
Mis disculpas a Sabina por tan absurdo plagio.